sábado, 2 de agosto de 2008

Mis Andanzas por Santiago Viejo.

Mis lentes nuevos me quedaron sueltos. Tenía que ir a la óptica a que me los apretaran. Sábado, 10 y media, aire limpio, día bonito...

Saqué mi bici. Me fui por Lastarria a Mac Iver. En la óptica el hombre que atendía me enseñó los 2 puntos neurálgicos en los cuales se puede ajustar un lente, secreto que circula sólo entre quienes atienden en ópticas. Me puse el casco y antes de subirme de nuevo a la bici, me doy cuenta que las ruedas están muy desinfladas.

Que hago? Aprovecho de ir a comprarme "el bombín práctico y económico" que sé que venden en una ferretería en exposición. Buena idea, pero buen pique... Pasé a Estado, amarré mi bici a un poste y saque plata de un cajero...

Seguí por la ciclovía de la alameda, que está más bonita que cuando la recorrí por primera vez, de Maipú a metro UC. Lindo viaje, bajando ramplas, entre los parques, con sombrita...

(Intermedio: me fui a preparar un mate para seguir escribiendo. Hierba? La Hoja... amarga como la derrota, pero sabrosa al mismo tiempo)

Seguí hasta exposición. Lleno de gente. Vendían empanadas, sopaipillas y hot gods. En la ferretería el hermano peruano me dijo que no tenía "el bombín práctico y económico", así que me compré uno común y silvestre a $2500. Mientras pagaba, el hermano me afirmó la bici. En la caja escuché unos ring-ring de la campana de mi bici. Al salir, resulta que el hermano no solo estaba webeando con la campana, sino que que empezó también a webear con los cambios y me dejó los cambios cruzados (léase 1 adelante y 7 atrás). Al primer pedarleo se me salió la cadena. Con la bici en una mano y el bombín poco práctico en la otra, y mucha gente tratando de pasar por el paseo exposición, no tenía mucho que hacer ahí. Avancé hasta casi la alameda. En una especie de mini-placita, tiré el bombin y me puse a arreglar la cadena. Terminé engrasado. Gracias, Perú...

Me voy con el bombín en una bolsa, colgando en un cuerno de mi bici-toro. Tengo que devolver "Cabo de Hornos", de Coloane, en la Biblio de Santiago. Prefiero irme por la otra calle, no por Matucana. Al cruzar una calle en la Alameda, vereda norte, la bolsa se rompe y se me cae el poco práctico bombín (Gracias, Perú...). Un buen samaritano me recoge el asunto mientras me bajo de la bici y los autos que venían lento, me esperan con una paciencia de pronvianos.

Me hago una especie de arrollado de bombín con las bolsas rotas y entro en crisis. Que hago? Como los caballeros medievales que usaban la lanza con la diestra y con la zurda tomaban las riendas de su caballo, me voy en bici con el poco práctico bombin en mi derecha. Estaciono en Agustinas con Matucana, Plaza Guatemala.

Devuelvo el libro. Atrasado. No tengo sencillo para la multa y no me aceptan los $1000 los bibliotecarios amantes del sencillo. Me devuelvo a la placita. !Que lata volverme todo el camino a lo caballero medieval! Aunque épico, es incómodo...

Así que decido caminar por el barrio viejo de Santiago. Me fui por Agustinas (que por si no lo sabían, a la altura de Matucana es una avenida bordeada por un parque). Llego a mi calle, mi nueva calle y me acerco a la Alameda, adonde dentro de dos semanas más comenzaré a vivir. Cruzo una marisquería en una esquina. Abro los 2 pórticos principales (porque si fueran puertas serían bien grandes) y suobo las escaleras. La iluminación recién instalada por mi amigo y compañero R., que el día anterior las había instalado en ese cielo raso que queda a 3 metros y medio de nuestro tercer piso, trabajo en altura. Me lavo las engrasadas manos y meo (si, también hago esas cosas).

Decidí que era hora de sacar mi lado sibarita. Pasé a la famosa marisquería, adornada con espejos en forma de ojos de buey y un fondo azul. Me trajeron el caldillo de congrio que pedí, el que Neruda hizo famoso, acompañado de un sauvignon blanc de la Viña Doña ni me acuerdo... Pero antes de eso, pebre, mantequilla y panes calentitos. Y como si esto fuera poco, una mini entrada aperitiva de ceviche y unos choritos, cortesía de la casa... =P

Después del sibaritismo, decidí seguir esa ciclovía que seguía hacia al norte. Segui y seguí, sin bicicleta, con mi casco en la mano, acompañado sólamente por mi lagartijo regalón.

Crucé San Pablo, Mapocho y Yungay. ¡Así que por ahí estaba el no tan famoso barrio Yungay !Había un persa ahí, pero tenía más que nada, partes de autos: neumaticos y discos para cubrir las ruedas... de esos que tiene la marca del auto (no sé nada de mecánica, ok?)

Llegué a Presidente Balmaceda, una avenida autopista... onda avda. Grecia, pero más rápida. La avenida bordeaba un parque enorme. Creo que es el parque los Reyes.. no lo sé. Todavía no lo veo en el mapa, esto está fresquito...

Al llegar, caminando, a unos como silos que habían en ese parque, sentí que me estaba alejando mucho.

Me metí por una calle que volvía hacia el sur. Cerca de Esperanza. La calle se acababa rápido y habían unos deptos antiguos. Me empecé a sentir perdido. No conocía nada de ese lugar. Llegué, siempre con mi casco en la derecha y mi lagartijo, a una botillería. - "Bebidas de a medio?" - "Bilz y Pap solamente". Y yo jamás tomo de esas. - "Bueno, me da una Pap..." El botillero (?) me dio indicaciones sobre cómo salir a Matucana. Caminé y segui las calles. Pasé por al lado de un Rotweiller asqueroso y suelto. Al final llegué a la calle de la Biblio... sólo que unas 15 cuadras al norte.

Caminé acalorado y ya un poco cansado y encontré mi bici intacta en plaza Guatemala. Habían unas pokemonas ahí conversando del amor. Miré fijamente a una... no pasó nasa. Partí de vuelta al depto que dejaré en no más de 2 semanas.

Comparto estas memorias con ustedes, estimados lectores.

1 comentario:

°°Janekeo°° dijo...
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