Sábado 14 de Febrero.
La Mayi me encargó el día anterior que pasara a comprar queso porque allá en Coñaripe era muy caro. Tuve que adelantar mi desayuno y partir a la Feria Pinto nuevamente a conseguir el queso. La Tía Ely me sugirió que comprara donde la Sra. Rosita. Aproveché de comprar más uvas pulposas (esta vez 2 kgs) y hartos arándanos.
Parto a Likan Ray (me gusta escribirlo con k, a lo mapuche). Me voy esperando encontrarme con la Mayi, mi querida ex. Ya me habían advertido de lo complicado que podía ser reencontrarnos un 14 de Febrero. Me voy en el bus escuchando los sonidos cristalinos de Explosions in the sky matizados con los viejos sabios de Quilapayún. Llego a Likan y voy caminando hacia la playa chica. Hay más movimiento aquí que el año pasado. Se está volviendo más popular el sector de siete lagos, parece. Me encuentro con un caballero lugareño, don Amador, que ofrece campings con agua y baño a escasas 2 lukas.
Me dirijo a la península, en donde el año pasado había una muestra mapuche. Resulta que ahora había un evento cultural, y muchos más puestos de comida que el año pasado. Muchos artistas mapuches estaban cantando o recitando poesía. Una hermosa poetiza mapuche recitó versos recordando a la heroina Janekew y lamentando mirar lo gris de la ciudad de Temuco. Me conmovió. Almorcé por pocos pesos y agradecí a las amables señoras. Fui de los que más gritaron cuando terminaba cada presentación (el típico grito mapuche de aclamación acompañaba los aplausos).
Decido irme caminando a Pukura, balneario cercano a Coñaripe en donde estaba trabajando la Mayi y su familia. Una locura, en realidad con el calor que hacía. En el camino les di el dato de Amador a un par de cansados mochileros que no sabían nada de Likan. Me lo agradecieron un montón. Seguí mi larga caminata bordeando el lago. Eran las 4 de la tarde.
Pasé por El Escorial, badén por donde bajó la lava del Villarrica. Llamé a la Mayi y no quise aceptar que su papá me viniera a buscar en su furgón. Ella me vino a buscar caminando, la muy contumaz. Lo encuentro genial en todo caso. Me pilló comiéndome unas murras (moras para los del norte) que habían en el camino. Dulcecitas y muchas! Ahí nos quedamos antes de partir. Venía con el agua que le pedí que le trajera; el agua por la que hubiese pagado más lukas. Me fui con mi compañera camino a Pucura. unos 10 km de caminata en total.
Los papás estaban vendiendo humitas, pastel de choclo, empanadas de pino y tortillas con chicharrones. Pero estaban cerrando el negocio. Claro, les dijimos que nos íbamos después, que queríamos estar un rato en la playa. Ese atardecer lo pasamos a la orilla del Calafquen, sentados en la arena, alegres de este nuevo encuentro.
La noche nos envolvió. Partimos caminando hacia Traitraico, donde estaba el lugar de la Mayi. El camino de la carretera era peligroso, porque los vehículos pasaban rápido y el borde era angosto. Nos fuimos por un sendero rural. Alumbraba la oscuridad con la pantalla de mi celular. Los perros nos ladraban y a la Maya le daba miedito. Detrás de un cerro había un fulgor. Yo le decía que era un fantasma gigante y le daba más miedito. Pasamos por una cascada. Después me contó la historia de que era un lugar maldito. Estaba muerta de miedito, pero traté de calmarla. Tomábamos piedras por si nos atacaban los perros.
Llegamos al lugar, que en realidad era de un tío de la Magui. Los tíos de ella estaban un poco... con copas, no? Ellos no sabían que llegaba yo, así que tuve que armar la carpa un poco camufladamente para evitar altercados, aunque estaba al lado de la casa de esos tíos. Me dijeron que al día siguiente me tenía que levantar tempranito y desarmar la carpa e irme a otro lugar en el terreno. Me sentí prófugo, pero el 4º día había estado de pelos.
jueves, 19 de febrero de 2009
Hacia Paisajes Sureños - Día 3
Viernes 13 de Febrero.
Me voy en bus a Temuco revisando algo de información sobre las ciudades que ibamos recorriendo. Todas las ciudades importantes en este sector, incluyendo Temuco, fueron inicialmente fortificaciones a través de las cuales avanzaba el ejército chileno hacia territorio mapuche. Temuco fue un importante lugar en donde vivían familias mapuches. Ahora es el principal centro urbano de la región de la Araucanía. Ahora entiendo por qué no le gusta a la Mayi ni a la gran mayoría de los mapuches.
En el bus conversé con un chico que me dijo que estudiaba en Temuco, y que la señora que lo recibía ofrecía alojamiento. Llegamos al terminal y me dio la dirección: Catrileo # 01675. Salí del terminal, Catrileo 01675, me fui caminando por donde venía el bus, Catrileo 01675, caminé y caminé preguntando si alguien sabía de la calle Catrileo. Me hablaron de una villa en donde las calles tenían nombres mapuches. Yo seguía repitiendo Catrileo 01675, porque era el único referente que tenía de alojamiento en esa gran ciudad. Al final encontré la calle. "Hospedaje Ely" se llama el lugar. La señora Ely me atendió muy bien y fue muy amable y conversadora. Pasen a quedarse aquí si van a Temuco.
Una vez dejé mi mochila, me fui con mi pequeño bolso para cámara y recorrí la avenida que va entrando a Temuco, porque el Rodoviario, al igual que el hospedaje, están en la salida norte de la ciudad. Me fascinçe con las nubes y el cielo azul intenso. Fui a la Feria Pinto. A mi parecer, es la feria más ordenada y limpia que he visto en Chile. Me sentí en un mercado de Suiza o algún lugar así. Compré 1 kg de uvas pulposas por 500 pesos.
Di vueltas por el centro y fui hacia el cerro Ñelol. ¿Por qué subir el cerro? Por que desde el Ñelol, Temuco se ve mejol. En el sendero agua santa hay una vertiente; un hilo de agua que quita la sed. Subí por otros senderos hacia el lugar de los Amigos del Arbol, que tienen además un restaurante y un mirador. Los senderos eran hermosos, húmedos, con árboles nativos, frondosos y altos que te cubrían. Pasé a la Patagua, lugar en donde se celebró un parlamento entre españoles o mapuches (o entre chilenos y mapuches, no lo recuerdo). En los miradores puedes constatar que Temuco está rodeado de cerros bien verdes. Sesión de llamadas: a la Maneca, a Tata Pepe, a Ivo y a JP.
Cuando bajé del cerro me fui a la pza Theodoro Schneider, en donde me puse a conversar con Katy, una artesana con una sonrisa muy linda. Me fui a tomar una once de hombretones: Schop de Kunstman Torobayo más un sandwich de pernil con palta mas papas fritas. Satisfecho del hambre del cuerpo, volví y seguí hablando con Katy.
Dejé el escenario tremendo, en donde luego estaría Sinergia, para llegar a donde Ely tomando el 7. Descansé y me dieron una deliciosa once por apenas luca. Otro punto para la santa de Ely. Dos pulgares arriba para ese hospedaje.
Me voy en bus a Temuco revisando algo de información sobre las ciudades que ibamos recorriendo. Todas las ciudades importantes en este sector, incluyendo Temuco, fueron inicialmente fortificaciones a través de las cuales avanzaba el ejército chileno hacia territorio mapuche. Temuco fue un importante lugar en donde vivían familias mapuches. Ahora es el principal centro urbano de la región de la Araucanía. Ahora entiendo por qué no le gusta a la Mayi ni a la gran mayoría de los mapuches.
En el bus conversé con un chico que me dijo que estudiaba en Temuco, y que la señora que lo recibía ofrecía alojamiento. Llegamos al terminal y me dio la dirección: Catrileo # 01675. Salí del terminal, Catrileo 01675, me fui caminando por donde venía el bus, Catrileo 01675, caminé y caminé preguntando si alguien sabía de la calle Catrileo. Me hablaron de una villa en donde las calles tenían nombres mapuches. Yo seguía repitiendo Catrileo 01675, porque era el único referente que tenía de alojamiento en esa gran ciudad. Al final encontré la calle. "Hospedaje Ely" se llama el lugar. La señora Ely me atendió muy bien y fue muy amable y conversadora. Pasen a quedarse aquí si van a Temuco.
Una vez dejé mi mochila, me fui con mi pequeño bolso para cámara y recorrí la avenida que va entrando a Temuco, porque el Rodoviario, al igual que el hospedaje, están en la salida norte de la ciudad. Me fascinçe con las nubes y el cielo azul intenso. Fui a la Feria Pinto. A mi parecer, es la feria más ordenada y limpia que he visto en Chile. Me sentí en un mercado de Suiza o algún lugar así. Compré 1 kg de uvas pulposas por 500 pesos.
Di vueltas por el centro y fui hacia el cerro Ñelol. ¿Por qué subir el cerro? Por que desde el Ñelol, Temuco se ve mejol. En el sendero agua santa hay una vertiente; un hilo de agua que quita la sed. Subí por otros senderos hacia el lugar de los Amigos del Arbol, que tienen además un restaurante y un mirador. Los senderos eran hermosos, húmedos, con árboles nativos, frondosos y altos que te cubrían. Pasé a la Patagua, lugar en donde se celebró un parlamento entre españoles o mapuches (o entre chilenos y mapuches, no lo recuerdo). En los miradores puedes constatar que Temuco está rodeado de cerros bien verdes. Sesión de llamadas: a la Maneca, a Tata Pepe, a Ivo y a JP.
Cuando bajé del cerro me fui a la pza Theodoro Schneider, en donde me puse a conversar con Katy, una artesana con una sonrisa muy linda. Me fui a tomar una once de hombretones: Schop de Kunstman Torobayo más un sandwich de pernil con palta mas papas fritas. Satisfecho del hambre del cuerpo, volví y seguí hablando con Katy.
Dejé el escenario tremendo, en donde luego estaría Sinergia, para llegar a donde Ely tomando el 7. Descansé y me dieron una deliciosa once por apenas luca. Otro punto para la santa de Ely. Dos pulgares arriba para ese hospedaje.
jueves, 12 de febrero de 2009
Hacia Paisajes Sureños - Día 2
Jueves 12 de Febrero.
Mañana. Desayuno huevos sureños (grandes, con una yema naranja) con tocino. Más sopaipillas del día anterior. Desayuno de campeones para el día que nos espera.
Llega Ivo y mi tía M con algo de retraso. Fuimos a Playa Blanca, conociendo Escuadrón, sector industrial de Coronel. La Playa Blanca se había vuelto negra por que haabían movido mucha arena desde Playa Negra hacia una carretera (según una lugareña) y eso había hecho que la playa Blanca se ennegreciera y ahora fuera una playa gris. La idea era armar mi carpa nueva para ver si encontraba algún inconveniente antes de que estuviera más al sur. La armé, pero entre 2 o más se hace fácil. Armarla sólo no va a ser tan así cuando esté en, qué se yo, Puerto Fuy. Despues, con mi hermano tomamos una micro en dirección al Chiflón del Diablo.
Después de bajar caminando un kilometro aprox desde los cerros hacia la entrada del centro turístico que hay ahora en la entrada a la mina en Lota, tuvimos que esperar 45 minutos a que nos dieran las 2 y media y comenzara el nuevo tur por las minas. Pagamos las 4 lukas por persona y entramos a ver las artesanías en carbón de piedra, el pueblito minero que usaron para filmar "Sub Terra", y las distintas dependencias que había en la entrada de la mina.
A las 2 y media partimos. Nos equipamos con cascos de colores (que según nos informarían, representaban distintas labores y rangos al interior de la mina) y un cinturón con la batería para que la luz funcionara. El guía, un hombre carismático, ex minero, a quien le faltaba un brazo, nos invitó a bajar. Después de bajar unos metros por un tunel en pendiente, nos subimos a las jaulas que nos iban a bajar unos 40 metros verticales más.
Desde la partida el guía nos conmovió a muchos con su testimonio de lo que era ser minero y de todas las penurias por las que pasábamos. También aludía a toda la información técnica de cada parte de la mina, y complementaba también con información en jerga minera de varias cosas cotidianas de esa vida subterránea.
Después de apagar las luces y estar en completa oscuridad, de recorrer galerías casi gateando y de saber que los hijos de los mineros empezaban a los 8 años el oficio de su padre y recién recibían su primer sueldo a las 13, en fichas de pulpería, por supuesto... De saber que siempre había riesgo de que hubiera grisú en las minas, un gas incoloro e inoloro que te mataba neuronas y te iba dejando tonto sin que te dieras cuenta... Y de los desprendimientos de roca que reventaron a muchos mineros... Y de que estos hombres no tenían ninguna otra forma de subsistencia, me sentí muy privilegiado. Creo que cuando salimos de la mina gran parte de los que estaban en ese grupo salió con esa impresión.
Entonces, es fácil entender las "protestas", los himnos a los mineros de la Nueva Canción, el heroísmo y el deseo de estas personas por cambiar su situación....
Entrar al Chiflón del Diablo es una experiencia muy conmovedora para cualquier Santiaguino. Te abre los ojos a una realidad que nos cuesta dimensionar.
Nos volvimos a la playa a desarmar la carpa, que ahora estaba llena de arena por los vientos semihuracanados que soplaban, y a comer un sandwich de huevo duro con tomate con queso crema más una manzana y jugo. Eran casi las 5 y media cuando volvimos de Lota.
Pasamos directamente a Collao, el terminal de buses. JP, mi hermano, se va esta noche a Stgo; yo me voy mañana a Temuco, pues no encontré pasaje para Villarrica, y mi hermana se queda en Conce con Ivonne hasta que llegue mi mamá. Esta tarde compartimos un último momento familiar antes de separarnos.
Mañana. Desayuno huevos sureños (grandes, con una yema naranja) con tocino. Más sopaipillas del día anterior. Desayuno de campeones para el día que nos espera.
Llega Ivo y mi tía M con algo de retraso. Fuimos a Playa Blanca, conociendo Escuadrón, sector industrial de Coronel. La Playa Blanca se había vuelto negra por que haabían movido mucha arena desde Playa Negra hacia una carretera (según una lugareña) y eso había hecho que la playa Blanca se ennegreciera y ahora fuera una playa gris. La idea era armar mi carpa nueva para ver si encontraba algún inconveniente antes de que estuviera más al sur. La armé, pero entre 2 o más se hace fácil. Armarla sólo no va a ser tan así cuando esté en, qué se yo, Puerto Fuy. Despues, con mi hermano tomamos una micro en dirección al Chiflón del Diablo.
Después de bajar caminando un kilometro aprox desde los cerros hacia la entrada del centro turístico que hay ahora en la entrada a la mina en Lota, tuvimos que esperar 45 minutos a que nos dieran las 2 y media y comenzara el nuevo tur por las minas. Pagamos las 4 lukas por persona y entramos a ver las artesanías en carbón de piedra, el pueblito minero que usaron para filmar "Sub Terra", y las distintas dependencias que había en la entrada de la mina.
A las 2 y media partimos. Nos equipamos con cascos de colores (que según nos informarían, representaban distintas labores y rangos al interior de la mina) y un cinturón con la batería para que la luz funcionara. El guía, un hombre carismático, ex minero, a quien le faltaba un brazo, nos invitó a bajar. Después de bajar unos metros por un tunel en pendiente, nos subimos a las jaulas que nos iban a bajar unos 40 metros verticales más.
Desde la partida el guía nos conmovió a muchos con su testimonio de lo que era ser minero y de todas las penurias por las que pasábamos. También aludía a toda la información técnica de cada parte de la mina, y complementaba también con información en jerga minera de varias cosas cotidianas de esa vida subterránea.
Después de apagar las luces y estar en completa oscuridad, de recorrer galerías casi gateando y de saber que los hijos de los mineros empezaban a los 8 años el oficio de su padre y recién recibían su primer sueldo a las 13, en fichas de pulpería, por supuesto... De saber que siempre había riesgo de que hubiera grisú en las minas, un gas incoloro e inoloro que te mataba neuronas y te iba dejando tonto sin que te dieras cuenta... Y de los desprendimientos de roca que reventaron a muchos mineros... Y de que estos hombres no tenían ninguna otra forma de subsistencia, me sentí muy privilegiado. Creo que cuando salimos de la mina gran parte de los que estaban en ese grupo salió con esa impresión.
Entonces, es fácil entender las "protestas", los himnos a los mineros de la Nueva Canción, el heroísmo y el deseo de estas personas por cambiar su situación....
Entrar al Chiflón del Diablo es una experiencia muy conmovedora para cualquier Santiaguino. Te abre los ojos a una realidad que nos cuesta dimensionar.
Nos volvimos a la playa a desarmar la carpa, que ahora estaba llena de arena por los vientos semihuracanados que soplaban, y a comer un sandwich de huevo duro con tomate con queso crema más una manzana y jugo. Eran casi las 5 y media cuando volvimos de Lota.
Pasamos directamente a Collao, el terminal de buses. JP, mi hermano, se va esta noche a Stgo; yo me voy mañana a Temuco, pues no encontré pasaje para Villarrica, y mi hermana se queda en Conce con Ivonne hasta que llegue mi mamá. Esta tarde compartimos un último momento familiar antes de separarnos.
Hacia Paisajes Sureños - Día 1
Miércoles 11 de Febrero
Llegué a Concepción, terminal Collao, a eso de las 6 y 10 de la mañana. No pasaban micros hacia Boca Sur, San Pedro de la Paz, así que me tuve que tomar un bus hacia Coronel y Lota. Me bajé a la entrada de Boca Sur y tuve que caminar un kilometro y tanto a la casa de la Maneca, antes de que saliera el sol. Por suerte traje un único polerón de polar.
Al llegar, tomé un par de fotos a la luna y a la niebla. Mi hermano se desperto para abrirme y volver a dormirse. Estuve leyendo toda la mañana sobre la Gabriela Mistral. Decimos ahora que es lesbiana, pero ¿cómo aplicar un rótulo contemporáneo a una mujer habitante de un pueblito del norte chico nacida a fines del siglo XIX? Esas cosas se preguntaba Soledad Falabella Luco, la autora del libro.
Ese día estuvo destinado a compartir con mi familia. Mi abuelita hizo sopaipillas y almorzamos una de sus ricas sopas... comiéndonos también las sopaipillas. En la tarde fui a la Laguna Grande de San Pedro con JP, Ivonne y la Alondra, mi hna. Subimos por el sendero del cerro, que bordea la laguna. Alondra se cayó dos veces y le vino una fobia a los cerros. Andaba trayendo "galletas", uno de esos mix de papas fritas, cheetos y ramitas que tuvimos que dejar para poder escalar los cerros usando las 4 extremidades. Después de llorar porque habíamos dejado sus "galletas", le propuse ir a buscarlas, pero que tenía que aprender a subir cerros. Aunque le enseñaba, tenía mucho miedo a caerse y le costó mucho. Conseguimos las galletas y volvimos pero se quedó llorando por mucho tiempo después de llegar al auto. Fue una victoria pírrica.
La once se prolongó junto a unas cervezas familiares y a conversaciones sobre lo terribles que son las relaciones entre hombres y mujeres. Este día fue tranquilo, cotidiano. El rock and roll comenzaría al día siguiente, en Lota.
Llegué a Concepción, terminal Collao, a eso de las 6 y 10 de la mañana. No pasaban micros hacia Boca Sur, San Pedro de la Paz, así que me tuve que tomar un bus hacia Coronel y Lota. Me bajé a la entrada de Boca Sur y tuve que caminar un kilometro y tanto a la casa de la Maneca, antes de que saliera el sol. Por suerte traje un único polerón de polar.
Al llegar, tomé un par de fotos a la luna y a la niebla. Mi hermano se desperto para abrirme y volver a dormirse. Estuve leyendo toda la mañana sobre la Gabriela Mistral. Decimos ahora que es lesbiana, pero ¿cómo aplicar un rótulo contemporáneo a una mujer habitante de un pueblito del norte chico nacida a fines del siglo XIX? Esas cosas se preguntaba Soledad Falabella Luco, la autora del libro.
Ese día estuvo destinado a compartir con mi familia. Mi abuelita hizo sopaipillas y almorzamos una de sus ricas sopas... comiéndonos también las sopaipillas. En la tarde fui a la Laguna Grande de San Pedro con JP, Ivonne y la Alondra, mi hna. Subimos por el sendero del cerro, que bordea la laguna. Alondra se cayó dos veces y le vino una fobia a los cerros. Andaba trayendo "galletas", uno de esos mix de papas fritas, cheetos y ramitas que tuvimos que dejar para poder escalar los cerros usando las 4 extremidades. Después de llorar porque habíamos dejado sus "galletas", le propuse ir a buscarlas, pero que tenía que aprender a subir cerros. Aunque le enseñaba, tenía mucho miedo a caerse y le costó mucho. Conseguimos las galletas y volvimos pero se quedó llorando por mucho tiempo después de llegar al auto. Fue una victoria pírrica.
La once se prolongó junto a unas cervezas familiares y a conversaciones sobre lo terribles que son las relaciones entre hombres y mujeres. Este día fue tranquilo, cotidiano. El rock and roll comenzaría al día siguiente, en Lota.
martes, 10 de febrero de 2009
Adios a Facebook
Vuelvo a las sombras de lo no virtual. Veré lo que es estar sin facebook. Sigo tu ejemplo, Mayi.
Hacia Paisajes Sureños
Creo haberme equipado bien, material y mentalmente, para mi travesía de este verano. Ya me conseguí, carpa, un saco compacto, cocinilla a gas, linterna de LED, vianda, petaca para llenar con aguardiente de Conce... La ropa justa... Ibuprofenos, útiles de aseo y un set de parches curitas (de los 3M)... Mi cámara y 2 rollos a colores... Un memo, que me servirá de diario.
Mi equipaje también incluye libros: 1. "¿Qué será de Chile en el Cielo?", una revisión sociocultural del "Poema de Chile" de la Gabriela Mistral, a cargo de Soledad Falabella Luco. 2. "Final del Juego", del jugador Julio Cortazar. 3. "El Aleph" de Borges. Una mezcla entre Chile y Argentina, por supuesto.
Mi nuevo Motorola W396 está bien cargado con una selección de mi selección musical. Quila, Chinoy, Bajofondo, Hypnotic Brass Ensemble, Focus, Nach, Francesca Ancarola y otros por ahí me acompañarán en este viaje.
Ya cambié pesos chilenos por pesos argentinos. Averigué que podía sacar pesos argentinos de los cajeros de allá por si me hiciera falta. Espero que no me haga falta.
Ya vi "Into the Wild". Qué hermosa película. Espero aproximarme un poco que sea a la gran aventura de Chris McCandless. Seré mi propia versión de "Alexander Supertramp". Ansío tener esa banda sonora.
La imagen de este viaje la he venido construyendo desde las últimas semanas de Enero. Mi bus sale a medianoche de este martes 10 de Febrero. Esta noche parto. A ver donde me llevan mis pasos. Mi meta es llegar a El Bolson, que de acuerdo a una fotografía de Panoramio, es más o menos así...
Anotaré en mi diario lo que pueda. Trataré de pasar a contarles por donde ando si tengo tiempo de pasar a un ciber.
Hasta el próximo encuentro!
Mi equipaje también incluye libros: 1. "¿Qué será de Chile en el Cielo?", una revisión sociocultural del "Poema de Chile" de la Gabriela Mistral, a cargo de Soledad Falabella Luco. 2. "Final del Juego", del jugador Julio Cortazar. 3. "El Aleph" de Borges. Una mezcla entre Chile y Argentina, por supuesto.
Mi nuevo Motorola W396 está bien cargado con una selección de mi selección musical. Quila, Chinoy, Bajofondo, Hypnotic Brass Ensemble, Focus, Nach, Francesca Ancarola y otros por ahí me acompañarán en este viaje.
Ya cambié pesos chilenos por pesos argentinos. Averigué que podía sacar pesos argentinos de los cajeros de allá por si me hiciera falta. Espero que no me haga falta.
Ya vi "Into the Wild". Qué hermosa película. Espero aproximarme un poco que sea a la gran aventura de Chris McCandless. Seré mi propia versión de "Alexander Supertramp". Ansío tener esa banda sonora.
La imagen de este viaje la he venido construyendo desde las últimas semanas de Enero. Mi bus sale a medianoche de este martes 10 de Febrero. Esta noche parto. A ver donde me llevan mis pasos. Mi meta es llegar a El Bolson, que de acuerdo a una fotografía de Panoramio, es más o menos así...
Anotaré en mi diario lo que pueda. Trataré de pasar a contarles por donde ando si tengo tiempo de pasar a un ciber.
Hasta el próximo encuentro!
domingo, 1 de febrero de 2009
Talagante y las Gallinas
Esta mañana partí en mi bici desde República con destino a Talagante. Un viaje largo...
La ciclovía de la Alameda: recorrido fácil hasta Las Rejas, en donde la ciclovía desaparece en la vereda sur y aparece intermitente en las veredas norte, sur y centro. Decidí irme por la vereda norte, pero terminé tomando la autopista a Valpo. Tuve que salir por la rampa adonde salen los buses desde el metro Pajaritos.
Después de ese pequeño desvarío, me fui derecho, cual moto, hasta Maipú Centro. Sabía que no se puede llegar a Camino a Melipilla por Pajaritos porque están demoliendo todo el sector del cruce, así que me fui por Avda Sur hasta Tres poniente, pasando muy certa de mi tía P. y mi abuelito, el legendario Tata Pepe, diácono, camarógrafo, amigo del padre hurtado y de los militares.
Quise descansar en la Calle del Ferrocarril, en Villa Los Héroes, después de la hora cuarenta y cinco de pedaleo ininterrumpido. No sabía que en esa calle había una larga feria dominical. Por suerte vendían el chilenísimo mote con huesillos que refrescó mi mediodía.
Me fui por Pedro Aguirre Cerda, alias Camino a Melipilla, pasando peligrosamente cerca de la casa de mi mamá. Esa era más menos la mitad del camino. Seguí el largo camino recto hasta Padre Hurtado, Malloco y crucé el Camino al Oliveto, por donde puedes llegar al templo budista Fo Guang Shan.
Después me fui derecho cruzando todo el pintoresco y atmosféricamente descontaminado pueblo de Talagante. Llegué a la plaza. Ahí me tomé mi segundo descanso, pasadas ya 3 horas de pedaleo. Llamé a la señora Marta, quien me dió indicaciones para llegar a su hogar. Tuve que volver a llamarla unas 7 veces más para confirmar que iba por el camino correcto. No fue fácil pues no conocía Talagante y hay muchos caminos semirurales.
Después de cruzar un portón de bambús y de recibir instrucciones específicas para abrirlo (tampoco fue fácil), entre a un camino que se dividía en muchos. Un papel que decía "Eduardo <--" ensartado en una rama me ayudó a llegar.
Me estaban esperando con un gran almuerzo de domingo campestre para ciclistas cansados. Sopa de Tomates naturales más Charquicán con carne y muchas ensaladas, y sandía de postre. Una larga sobremesa de conversaciones sobre manifestaciones de la divinidad complementó lo delicioso del almuerzo. Después de la sobremesa, a caminar por el recinto.
Ahí supe que era un criadero de muchas aves distintas, especialmente gallinas ornamentales. Unas 20 razas de gallinas exóticas por lo bajo. No he revelado las veintitantas fotos que saqué, que incluyen un retrato de perfil de una gallina blanca gaspeada con negro con un copete ochentero y la cara morada... una gallina bien alienígena en realidad.
Tenían también pavos reales con perdices europeas, gallinetas y muchos pajarillos varios. También tenían maras, unos roedores entre liebres y pudús oriundos de la pampa argentina. Por último, cultivaban algas y peces de acuario.
Partí a eso de las 5 y media, agradecido y con la promesa de volver a conocer Isla de Maipo y pasar a ver a esta estimada familia. El regreso fue pesado: mis piernas sentían el peso de la fatiga y andaba a paso lento. Iba con cambios bajos y aún así me costaba pedalear. Tenía que llegar a Villa Los Héroes, Maipú, a tomar once con el Tata Pepe, a probar uno de sus inigualables mates con yerbas de algún lugar de argentina... o paraguay... o uruguay... o brasil y elegir entre los cientro treinta y tantos mates que conforman su colección. Pero escuché a Maestra Prudencia y sólo llegué a Ciudad Satélite. El regreso nocturno y exhausto por los peligros de Camino a Melipilla me hizo reconsiderar.
Y aquí me tienen, sano y salvo, aunque rostisado por los rayos UVb. Lección: para viajes largos en bici, usa siempre bloqueador. Fue un buen entremés para mi aventura por las tierras mapuches trasandinas que se me viene a fines de este corto mes.
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