jueves, 19 de febrero de 2009

Hacia Paisajes Sureños - Día 4

Sábado 14 de Febrero.

La Mayi me encargó el día anterior que pasara a comprar queso porque allá en Coñaripe era muy caro. Tuve que adelantar mi desayuno y partir a la Feria Pinto nuevamente a conseguir el queso. La Tía Ely me sugirió que comprara donde la Sra. Rosita. Aproveché de comprar más uvas pulposas (esta vez 2 kgs) y hartos arándanos.

Parto a Likan Ray (me gusta escribirlo con k, a lo mapuche). Me voy esperando encontrarme con la Mayi, mi querida ex. Ya me habían advertido de lo complicado que podía ser reencontrarnos un 14 de Febrero. Me voy en el bus escuchando los sonidos cristalinos de Explosions in the sky matizados con los viejos sabios de Quilapayún. Llego a Likan y voy caminando hacia la playa chica. Hay más movimiento aquí que el año pasado. Se está volviendo más popular el sector de siete lagos, parece. Me encuentro con un caballero lugareño, don Amador, que ofrece campings con agua y baño a escasas 2 lukas.



Me dirijo a la península, en donde el año pasado había una muestra mapuche. Resulta que ahora había un evento cultural, y muchos más puestos de comida que el año pasado. Muchos artistas mapuches estaban cantando o recitando poesía. Una hermosa poetiza mapuche recitó versos recordando a la heroina Janekew y lamentando mirar lo gris de la ciudad de Temuco. Me conmovió. Almorcé por pocos pesos y agradecí a las amables señoras. Fui de los que más gritaron cuando terminaba cada presentación (el típico grito mapuche de aclamación acompañaba los aplausos).



Decido irme caminando a Pukura, balneario cercano a Coñaripe en donde estaba trabajando la Mayi y su familia. Una locura, en realidad con el calor que hacía. En el camino les di el dato de Amador a un par de cansados mochileros que no sabían nada de Likan. Me lo agradecieron un montón. Seguí mi larga caminata bordeando el lago. Eran las 4 de la tarde.

Pasé por El Escorial, badén por donde bajó la lava del Villarrica. Llamé a la Mayi y no quise aceptar que su papá me viniera a buscar en su furgón. Ella me vino a buscar caminando, la muy contumaz. Lo encuentro genial en todo caso. Me pilló comiéndome unas murras (moras para los del norte) que habían en el camino. Dulcecitas y muchas! Ahí nos quedamos antes de partir. Venía con el agua que le pedí que le trajera; el agua por la que hubiese pagado más lukas. Me fui con mi compañera camino a Pucura. unos 10 km de caminata en total.



Los papás estaban vendiendo humitas, pastel de choclo, empanadas de pino y tortillas con chicharrones. Pero estaban cerrando el negocio. Claro, les dijimos que nos íbamos después, que queríamos estar un rato en la playa. Ese atardecer lo pasamos a la orilla del Calafquen, sentados en la arena, alegres de este nuevo encuentro.

La noche nos envolvió. Partimos caminando hacia Traitraico, donde estaba el lugar de la Mayi. El camino de la carretera era peligroso, porque los vehículos pasaban rápido y el borde era angosto. Nos fuimos por un sendero rural. Alumbraba la oscuridad con la pantalla de mi celular. Los perros nos ladraban y a la Maya le daba miedito. Detrás de un cerro había un fulgor. Yo le decía que era un fantasma gigante y le daba más miedito. Pasamos por una cascada. Después me contó la historia de que era un lugar maldito. Estaba muerta de miedito, pero traté de calmarla. Tomábamos piedras por si nos atacaban los perros.

Llegamos al lugar, que en realidad era de un tío de la Magui. Los tíos de ella estaban un poco... con copas, no? Ellos no sabían que llegaba yo, así que tuve que armar la carpa un poco camufladamente para evitar altercados, aunque estaba al lado de la casa de esos tíos. Me dijeron que al día siguiente me tenía que levantar tempranito y desarmar la carpa e irme a otro lugar en el terreno. Me sentí prófugo, pero el 4º día había estado de pelos.

1 comentario:

°°Janekeo°° dijo...

JANEQUEO (fonéticamente) es la mejor

en fin

frío

ves, extraña sincronía, justo vine a lican ray porque llovía a ver mi correo y hacer cosas pendientes que temía hacer


y sí soy miedosa
muy miedosa