Martes 17 de Febrero:
Despierto en Pangui. Me tengo que despedir de mi compañera porque parto hacia Puerto Fuy a las 10 de la mañana. En el terminal fue nuestra despedida.
El bus partió por entre caminos serpenteantes entre cerros verdes hacia el sureste. Muchos cerros verdes, verdes y cerca del camino. Pasamos por Choshuenco y Neltume, dos pueblitos del sector. Llegué al puerto a las 1. El Transfer estaba dejando los vehículos que traía del otro lado del lago.
El lago Pirihueico es largo y angosto. Tiene 3 playas solamente y puros cerros altos lo rodean. Fui a preguntar por camping. Willy, el cuidador, me cobró 3 lukas. Estaba solo ahora y de mi dependía hacer todo para dormir y comer.
Busqué un buen lugar y estaba haciendo mi carpa (estrenándola en serio) cuando llegó un viejo que había visto cuando bajé del bus. Describo: gorra y parka rojo ladrillo, larga barba de ermitaño, mirada profunda y alegre (me recordó a Osho al principio), silencioso, de comentarios cortos. Lo invité a un café Ecco, el primero que hacía en mi cocinilla de Meigg y el jarrito enlozado de Pangui.
No había almorzado. Me acompañó a almorzar el viejo del puerto y lo invité a una cazuela. No me complicó ser generoso con ese semi-desconocido. Es parte de la cultura de los viajeros...
Me invitó a conocer el caserío que es puerto Fuy. Un almacen caro, un hotel, una cafetería al lado del lago y un par de lugares para comprar pan amasado... lo demás puras casitas.
Me estaba como cansando de mi anfitrión. Me fui a leer a Cortazar en mi carpa y dormí un poco.
Iba a disponerme a caminar por el sendero hacia el bosque que rodea el lago, cuando se apareció el viejo. Pasó de transformase de Osho en un personaje como Gollum. Fuimos por unos senderos hermosos con caballos, riachuelos y precipicios. Recogimos leña a la vuelta.
Otro cafecito, ahora acompañado de pan con jamonada. El viejo fue invitado a tomar chela por no sé quien. No apareció más ese día.
Me había fijado que en la tarde llegaron unos chicos a acampar cerca mío. Adolescentes, de liceo, unos 8 entre hombres y mujeres. Me invitaron a una fogata.
Aquí fue cuando la cosa se empezó a poner color de hormiga. Empezamos a conversar de los pokemones en Santiago. Les pregunté si eran pokemones. "No, aquí somos toos flaitongos". Me dijo uno. Me contó que tenía un primo en Stgo, en La Legua, que era traficante y que le quería regalar una pistola para que "diera sus luces" en el sur. Me mostró su cuchilla y me dijo que había que estar preparado porque ellos eran de Neltume, y estaban en Pto Fuy, territorio de bandas Rivales. "Cuidado con que te encuentres con los Barracos" - "Quienes son los Barracos?" - "Son los más toscos de por aquí"...
Me invitaron a un ron. No tomé. Después de insistencias, accedí a un sorbo por cortesía. Me preguntaron -"No tiene miedo de venir a acampar sólo a Puerto Fuy?" - "Después de lo que me han contado, claro que me da miedo...". Me contaron para terminar que habían grupos que iban pidiendo plata a los acampantes y que si no les dabas, te las veías negras.
Me volví a la carpa prematuramente. Esa noche escuché peleas, gritos de mujeres. Vi luces y discusiones de un extremo a otro. Una de las niñas se puso a llorar. Apenas dormí.
2 comentarios:
Hola Edu :P
¿Para cuando las fotos con los compañeros trasandinos?
Ya está lito el día siguiente, en donde aparecen ustedes.
Saludos, Andrés
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