Estoy leyendo un libro para mi memoria: "La Transformación de la Intimidad", de Anthony Giddens. Este es un libro del 92 sobre cómo han cambiado las relaciones afectivas y la sexualidad en este último tiempo. Digamos, desde el 70 hasta la época en que fue escrito. Personalmente, creo que se aplica bastante bien a nuestro presente de Santiago de Chile en el 2008, con la excepción del increiblemente abarcador mundo de la Internet y "lo online", como este blog.
De este libro, les quiero comentar algunas cosas que me parecieron interesantes. No son las ideas principales del libro; son más bien reflexiones personales y bastante informales.
El amor en occidente fue por una buena cantidad de siglos "Amor Romántico", un amor en donde hombre y mujer tenían sus roles bastante definidos. Un amor en donde la sexualidad estaba postergada hasta después del matrimonio. En donde el hombre cortejaba y la mujer premiaba sus esfuerzos con una entrega total de todo su amor. Pero entre el hermoso discurso y la realidad había un doble estandar, que entre los hombres estaba más que claro. Las mujeres probablemente encuentren un doble estandar en las conductas masculinas, pero entre muchos hombres, no digo que todos, se entendía que tenías muchas regalías sexuales por pertenecer a tu género.
En estos momentos, estamos frente a la emergencia de los que Giddens llama el "Amor Confluente". ¿Que es esto? Es un amor descentrado de lo fálico, por decirlo así. Dos individuos, sin importar su sexo, se comprometen mutuamente a ser pareja. Se negocia, en igualdad de condiciones sobre la relación. Cualquiera de las dos partes puede romper "el contrato", por decirlo así. Lo importante es que la pareja se mantiene siempre que las cosas funcionen bien para los dos, a diferencia de aquellos matrimonios en los que un miembro de la pareja sufría constantemente.
Tenemos actualmente un serio problema nosotros los hombres heterosexuales. Haciendo un acto de franqueza, les diré que en lo personal tengo ciertas resistencias con dejar el status de favorecido. Y paralelamente, me parece que muchas mujeres de nuestro tiempo, se sienten muy cómodas cuando dependen o codependen de un hombre distante y preocupado de otros asuntos. A muchos individuos heterosexuales, sin importar su sexo, les resulta bastante cómodo el esquema interaccional tradicional.
Pero cada vez se empieza a imnponer en el imaginario social este nuevo concepto de la mutualidad como principio básico de una relación de pareja. Y la realidad económica, en parte avala esta representación social. Si pareciera ser que las mujeres y los hombres trabajan en igual porcentaje. Leí en un diario el mes pasado que de todos los nuevos empleos que se estaban generando, la mayoría de los puestos eran ocupados por mujeres.
Muchas mujeres y feministas se quejan de que los hombres todavía ganan más en promedio que las mujeres. Yo pienso que muchos podrían pensar (si, lo digo bien) que las mujeres deberían ganar más incluso, pues ellas son, por lo general, las que se hacen cargo de muchos hijos que los hombres abandonan. Entonces, una vez más, los hombres tendremos que acostumbrarnos a perder el sitial de favorecidos.
Ahora bien, otro concepto que resalto es el de sexualidad plástica. Si antes el matrimonio y los encuentros ocasionales con prostitutas eran el locus de la sexualidad. Ahora la sexualidad se da en muchos más lugares y contextos.
Quizás estamos muy cerca de llegar a un: "haga su sexualidad usted mismo". Cada cual es interpelado para que defina su proyecto vital, lo que incluye su proyecto de vida afectivo-sexual. ¿Quiere tener experiencias homosexuales? ¿Quiere casarse y tener 3 hijos? ¿Quiere que su pareja y usted participen en clubes de swingers? ¿Quiere tener una única persona del sexo opuesto con la que compartir los fines de semana, mientra su ex-pareja se queda con sus hijos? ¿Quiere tener encuentros de no más de 6 meses con chicas o chicos de alrededor del mundo? Incluso usted, cuando lo prefiera, puede cambiar su estilo de vida afectiva sexual.
Ahora bien, actualmente la cosa no es tan fácil como suena. Los proyectos tienen que articularse y negociarse con los del otro o de la otra. Muchas veces estos proyectos fantaseados tienen que adaptarse a "lo que hay". Sin embargo, con los recursos suficientes, no tiene por qué ser así.
Y qué gran recurso, en este sentido es internet. Escoja su edad, el color de pelo, la estatura y los intereses de su pareja ideal... ¿Qué les parece esto?
Quizás muchos puedan preferir dejar todo esto en blanco y basarse en lo que vaya saliendo. Esto es más comoo una incierta aventura. En lo personal me gusta bastante el participar en el gran devenir afectivo-sexual. El caso es que hay espacio para las aventuras tanto como para determinar, con precisión, las características del sujeto amoroso (u objeto amoroso) y del tipo de relación que quieres, incluso limitándola en el tiempo.
Entonces, todos caben.
Pero tendríamos que hacernos constantemente la pregunta ¿qué es lo que quiero yo en mi vida afectiva sexual en estos momentos? Si no lo tienes claro, vive, experimenta, busca tu lugar en el mundo de las Sexualidades y Afectividades.
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