martes, 8 de julio de 2008

No te veré más, pero tú si me verás.

Este es el tipo de cosas que le digo a una mujer que me ha hecho enojar mucho, esas cosas que escribes cuando quieres atacar el alma de alguien y que la otra persona no te pueda demandar por ningún daño físico ni psicológico. Es una inofensiva poesía; mi caballo de troya, en el que se esconde el arma de la verdad.


No te veré más, pero tú sí me verás

Puedes quedarte en tu cómoda e infantil irresponsabilidad,
que se disfraza de responsabilidad en tus tareas.
Quédate en lo conocido, en lo fome.
Sigue cerrando los ojos al amor.
Puede que, si te esfuerzas, logres que nadie entre en tu vida,
exceptuando, por supuesto, los mentirosos.
Aquellos hombres que te engañan con sus trucos,
que te fascinan como un globo al niño.
Sigue disfrutando de ese amor-engaño
No te preocupes, vas a sentir que no es mentira.
Confía y duérmete en ese amor.
Sé una bestia domada
Así después no tendrás fuerza para salir del amor-trampa.
Pues ya habrá fluido suficiente amor-veneno en tu sangre.
Y entonces, cuando busques mi amistad,
¿sabes qué? probablemente te la dé.
Pero antes, con la franqueza y el poco misterio que te mostré,
sonreiré y de mis labios saldrán las silabas:

jaJA!!!
jaJAja!!!
jaJA!!!

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