jueves, 18 de diciembre de 2008

Poema 18/12/08

Esta tarde, en una plaza,
muchos puestos, muchas manos,
muchos dedos del amor.
Hacen vida del trabajo
Y respiran comunión.

En mi casa suenan voces,
en mi mente una canción,
De repente una mirada,
de repente vienes tú.
Pero tu mirada es fuga,
Se amuralla tu visión
de impermeables añoranzas;
impermeable es el amor.

Y mi cuerpo está cansado,
se sacude su dolor.
Y me quedo en la amonía
de la noche del reloj.
Cuando las diosas me dicen
que en el tiempo no hay presión.

El trabajo que demora.
Las letras que van y vienen.
Los domingos que se escriben.
Los numeros que se suman.
Son trabajos de pantalla.
Miedos del ordenador.

Pero solo el León ruge,
de su voz un huracán:

¡Quiero sentir el viento blanco

junto al sol poniente de tu piel!
¡Descansar con las estrellas!
¡Ser amante y algodón!

Parar la vida en tu mirada,
mantener solo el calor.

¡Qué los muros se hagan polvo!
Con el trueno vengador,
del aroma destilado
que es el llanto del amor.

Y entonces...
tomarás mi mano...
Compañera...

y el caminar será sonrisa...
y el trabajo, libertad.

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