jueves, 12 de marzo de 2009

Hacia Paisajes Sureños - Día 8

Despierto a las 7 con mi celular. Que noche!! No dormí nada. Un propósito: Salir de Fuy pronto. Cielo cubierto con amenazas de lluvia.

Desarmo mi carpa mojada mientras los chicos todavía estan gritando y hablando. Parece que no durmieron. Lamentablemente es la segunda vez que desarmo mi carpa y me demoré más de la hora presupuestada. Vi zarpar el transfer con resignación...

Estaba levantando mi carpa cuando se me aparece Golum. Ya no me resultaba muy simpático. Le ofrecí el último sandwich con jamonada que me quedaba y cafecito Ecco y le dije: "Le doy este desayuno y es lo último que le puedo dar". - "No hay problema, caballero".

Nos despedimos en la cafetería del puerto y saqué "Final del Juego" para leer un rato. Estaba sentado afuera con el cielo gris. Me pedí un pastelillo a $450 con café express. Las avispas me molestaban...

Llegaron 4 argentinos, 2 chicos, 2 chicas, mochileros todos. Querían saber cuando partía el transfer... A las 2. Ya llebaba esperando mis 2 horas cuando llegaron ellos. Conversamos la espera. Uno de ellos se llamaba Fito. Me mostró el recorrido que hicieron por los 7 lagos argentinos y su pasada por Pucon, Lican Ray, Panguipulli y Neltume. El transfer llego a las 1; embarcamos minutos antes de las 2.




Dejamos las mochilas en una esquina y zarpamos. El paisaje de cerros altos que se precipitan al lago era fascinante. Las nubes blancas coronaban los cerros verdes. Curvas. Me engolosé durante los 30 kms de lago sacando fotos paisajistas y experimentales al agua. Me di cuenta que el agua refleja el estado emocional del viento. Por ejemplo, aquí el viento está tierno.



Aquí está enojado.



Aquí está simpático.



Saqué esta foto, que se volvió una de mis preferidas.



Seguía conversando con los chicos argentinos; con Fito, Andrés, Laura y Sol, que a veces despertaba. Conversé también con un orientador Santiaguino y le conté del proyecto PASA. Además, conversamos de las injusticias con los mapuches y la deuda indígena de Chile para el bicentenario que denunciaba Amnistía.

Llegamos a Puerto Pirihueico, la otra orilla, a las 3. Sabía que mi situación era crítica ahora. Tenía que encontrar a alguien que me llevara a la Aduana Chilena y tenía poco tiempo. Si no lo lograba tenía que caminar los 16 kms o esperar el otro transfer de las 6. Me despedí de los chicos trasandinos y fui a buscar transporte. Como era sólo 1 iba a ser más fácil.

Mala suerte. Cuando vuelvo donde los chicos los encontré apretujados atrás de una camioneta de carabineros. Laura me gritó: "Vós te venís con nosotros!". Así que partimos asardinados e inmóviles entre mochilas y cuerpos hacia la frontera.



Aduana chilena: advertencia del tipo del SAG: "Sólo les pido que no traigan cosas que destruyan nuestro ecosistema, chicos". Seguimos el camino por esa extraña tierra entre aduanas en donde Chile no es tan Chile y Argentina no es tan Argentina, ese espacio límbico de camino silvestre y más amenazas de lluvia que me tocó recorrer en el paso Hua Hum. Un arco oriental, tipo japonés mostraba la frontera.

Llegamos a la aduana argentina. El próximo colectivo (bus) partía a las 8 hacia San Martín. Eran las 4 y tanto. En esa espera conversé mucho con los chicos y las chicas y aprendí algo de idioma argentino y cultura argentina para principiantes.



Me di cuenta de la gran diferencia cultural que hay entre nosotros. Ejemplos? Si ves que venden dulces, no te esperes repostería, esperate mermeladas; los encargados de la frontera son los gendarmes, que no son carceleros, sino una especie de policía rural; ellos no envuelven con papel kraft, envuelven con papel madera, que es lo mismo, pero distinto... También compartí unos mates con ellos y conocí algo de su tradición matera. El mate como encuentro social. Desde entonces dieron ganas de importar esa tradición a mi país.

Llegamos a San Martín en la noche. El camino era angosto, de gravilla. Bordeaba el lago Lacar (en mapudungún significa: lugar de precipicios, o lugar de peligros, o lugar que da miedo según tres versiones distintas). Cuando el bus dio la gran curva descendente hacia el vallecito en donde se asienta San Martin, me empezó un cierto tipo de ansiedad alienígena. Quizás me daba cuenta que eramos muy distintos y que las cosas que yo daba por supuesto no eran así. Sea como fuere, llegamos a un camping full equip.

Después de un descansito, acompañé a las chicas a un locutorio (centro de llamados). Me contacté con "Maneca" y con "JP". Al volver, comimos unas pizzas riquísimas con un queso fundido de un sabor que te inundaba sutilmente el paladar, una masa como al dente... lo mejor es que eran 4 pizzas. Acompañados de unas cervezas, apagamos la noche contentos.

2 comentarios:

nyx dijo...

muy bueno edu!
muy buenas fotos y resumen
besos desde aca
laura.

AndRRRRR dijo...

jaja qué copante
grandioso post
un abrazo viejo
taluego
que te garúe finito che :D