El repetir un segmento temático y realizar una serie de variaciones en base a ese segmento va generando una especie de atmóosfera estructurante, que te permite darle una continuidad particular a tu experiencia a través de la coordinación de tus procesos fisiológicos con la estructura rítmico-melódica. Es ese acomplamiento esférico-auditivo-fisiológico-experiencial el que me ha permitido explorar misteriosos y fascinantes estados alterados de ser-en-la-musica.
En esta comunión musical, el minimalismo me parece una ruta particularmente interesante. Es imposible que te puedas abstraer de esta matrix una vez que te ensamblas con ella. Aunque no te interese la música, aunque tu atención esté puesta en otro lugar, tus latidos cardiacos, tus hormonas y finalmente tus fuerzas concientes e inconcientes estarán bailando de algun modo al ritmo mántrico de Terry Riley
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