jueves, 6 de octubre de 2011

IIIWW

Aquí un policía "disuadiendo" a los manifestantes de WallStreet:

En Chile golpean a camarógrafo y detienen a un periodista en el marco de la marcha estudiantil del 6 de octubre, que fue brutalmente reprimida:



Este tipo de manifestaciones es pan diario en las noticias ciudadanas. ¿Cuántos más de estos enfrentamientos, con diferente nivel de violencia podemos encontrar alrededor del mundo? Ahora es fácil tomar conciencia y visualizar algo de estas tensiones gracias a internet, los medios independientes y muchos improvisados periodistas. Me parece que este tipo de tensiones van a seguir producièndose.

Muchos han elucubrado que viene una tercera guerra mundial. A mi me parece que sí va a haber una IIIWW, pero que èsta va a adquirir la forma de una guerra civil mundial entre todos los grupos subalternos y ciudadanos que creen en otro curso de desarrollo y las entidades capitalistas en decadencia. Los dos bloques en conflicto estarían dentro de cada país. Más aún, la distinción entre países va a volverse irrelevante.

Así no más la cosa...

ACTUALIZACION: Vi este video al día siguiente de mi post. Va a lo mismo:

miércoles, 3 de agosto de 2011

UNAM



Es interesante ver el contraste entre un cierto desorden cotidiano de la Ciudad de México y la orgánica de la UNAM, en términos arquitectonicos y funcionales. La Universidad Nacional Autónoma de México parece ser un organismo vivo, un organismo gigantesco, lleno de espacios de tránsito, de actividades deportivas, académicas, de extensión, de diversión y de otras cosas que no puedo imaginar aún. La ciudad Universitaria está cubierta de una flora selvática que muchas veces amenaza al asfalto con devorárselo. Además, la UNAM tiene sedes repartidas en el DF y en otros estados mexicanos.

Ahora estoy viviendo en la Colonia Santo Domingo, la toma de terrenos más grande de Latinoamérica. Es una zona popular con mucho comercio, repartido entre locales comerciales pequeños, comercio ambulante y puestos de los tianguis, que en Chile son las ferias libres. La colonia colinda con la UNAM y al entrar en la ciudad universitaria llegas al terminal de los Pumabus, el sistema de microbuses gratuitos de la ciudad universitaria. Son 12 recorridos. Ya me he subido a turistear en 6 de ellos y cada circuito dura unos 20 a 25 minutos de viaje. Aquí les dejo el mapita de los circuitos y de la UNAM, para que se hagan una idea. Ojo, que está simplificado y hay muchas más dependencias que las paradas de los pumabuses. Por ejemplo, entre Arquitectura e Ingeniería está el Centro de Orientación Estudiantil y eso no aparece.




Aunque tienes que ser una persona muy proactiva para que los trámites administrativos funcionen bien (característica extrapolable a prácticamente todas las instituciones mexicanas), la tremenda proyección académica que logras estudiando acá supera con creces cualquier inconveniente, especialmente en Estudios Latinoamericanos.

De las cosas que más me están gustando de Estudios Latinoamericanos es que se te invita - y en los hechos tanto como en el discurso - a ser un generador de conocimiento significativo para los problemas y dificultades propias de Latinoamérica. Esto lo logras a través de una práctica dialógica "inter, multi y transdisciplinaria", como señaló el coordinador esta mañana.

La verdad, al estar una semana aquí en el DF, me doy cuenta de que la ciudad es bien difícil de habitar y bien hostil contigo. Pero la UNAM, contrariamente, me parece el paraíso académico. Mi opción, entonces es vivir cerquita de la UNAM y estar casi todo el día adentro de esta gran madre.

Tengo que reconocer lo amistosos y agradables que han sido los mexicanos conmigo, especialmente los más jóvenes. Como chileno, me parece que tengo mucho que entregar en una realidad social tan distinta a la nuestra. Así que aprovecho de agradecer a todos aquellos que han hecho posible que yo esté aquí. Especialmente a ti, Mayi.

Eso por ahora. Hasta la próxima!

jueves, 28 de julio de 2011

Aire

En la calle, al despedirme de algunos mexicanos a quienes les pedí información sobre algo, ellos te dicen "ándele". Y es verdad: por DIOS que hay que andarle por estos lados. Ayer estuve paseando por el Centro Histórico, dando vueltas por el Zócalo, el paseo Madero, dando vueltas por la Alameda Central y por otros lados. Busqué unas ópticas para comprarme líquido para lente de contactos blando. Al principio me cobraron 140 pesos por 112ml. Después encontré una "óptica outlet", en donde me vendieron 320ml por 50 pesos. ¿Más conveniente, verdad?

Por el zócalo, en la vereda sur, me ofrecieron una colación por 38 pesos. Subes arriba, cruzando por unas joyerías y te encuentras que, ocultamente, hay una escalera que te sube a una especie de patio de comidas no gringo, en donde puedes comer comida hindú, mexicana, china y otras. Ahí almorcé

Llegué a la casa a eso de las 5, muy cansado. Me quise tomar una siestesita de una hora. Pero ahí me bajó un sueño de otro mundo. Una especie de sopor que me duró hasta las 10 de la noche. A las 9 estaba en un embotamiento semiconciente, tratando de socializar un poco con los amigos que me acogieron y con serias dificultades para moverme. Era igualito a cuando bajé de Putre a Arica y me vine en un sueño profundo en el viaje de vuelta. ¿Son los 2300 metros sobre el nivel del mar del DF y el poco oxígeno los que me hacen cambiar mi metabolismo? Probablemente sí.

Al menos ahora puedo correr y caminar mucho tiempo sin cansarme tanto como cuando estuve aquí en Enero. Vamos a ver si me da el cuero para la Maratón Internacional de Ciudad de México de fines de Agosto.

miércoles, 27 de julio de 2011

Mi primer paseo en el DF




Me tocó ir a Polanco al Instituto Nacional de Migración, que queda como a 15 estaciones de metro más micro y 1 hora y media de viaje desde Miguel Angel de Quevedo. Vas desde el surponiente de la ciudad al centro-poniente. Llegué allá a las 13:30, sólo para saber que el horario de atención era de 9 a 12. Por suerte me informaron de lo que me faltaba: fotos formato infantil, sin lentes ni aretes, con fondo blanco, sin pelo en la frente ni en las orejas, 3 de frente y 2 de perfil derecho. La colonia está llena de árboles, parece bosque. Tiene una gran ciclovía y el Palacio de Hierro. En esas micros íbamos todos los inmigrantes con todas nuestras coloridas o blanqueadas pieles. Volví por el metro, que constituye una ciudad subterránea paralela a la ciudad de la superficie. Me esperaba una colación de pollo con mole verde.

jueves, 7 de julio de 2011

Despidiéndome

Y bien, poco va quedando para tomar el avión al DF y despedirme de toda mi realidad Santiaguina que me ha acompañado en los últimos años. Le digo adiós a calle General Bulnes, al paseito por Cummings a las 6 y media de la tarde, volviendo hacia la Alameda, de ir al paseo ahumada a pagar cuentas y de carretear en el Galpón. No sé si será mi paso por el budismo (en esta vida), pero me resulta relativamente sereno el proceso de desapego de todos los lugares que me han rodeado y que he habitado.

Distinta es la situación con la gente con la que me he encontrado. Me quedo con la sensación de que me he peleado con quienes quería pelearme y corresponde pelearme. Eso me deja tranquilo. Pero no he podido agradecer ni amar a todos quienes he sentido que lo han merecido. Todas aquellas personas que guardo en mi corazón, a distintos niveles, hacen que una buena parte de mis energías se queden enganchadas por estos lados, en muchas tierras que arbitrariamente son englobadas por el concepto de "Chile".

Me queda seguir viendo qué discos nuevos sacan Chinoy, Manuel García, Camila Moreno y los demás. Me queda divulgar Juana Fé, la Conmoción y Chico Trujillo en Mexico.

Y ver cómo me salgo de los propios enredos en que me meto. El arte vital, enredarse y desenredarse en la existencia. Siempre me he sentido mucho más libre que muchas personas que me han rodeado. Eso me ha puesto en una situación de bicho raro, de aquel ser molesto que es distinto y que se mueve mucho, rol que he lucido orgullosamente frente a una sociedad anquilosada y en una crisis cultural importante. Algunos pocos guerreros y guerreras cósmicos / as me comprenden bien. A ustedes les mando mis saludos más especiales.

Espero tener la oportunidad de brindar con ustedes. Hasta la próxima!

miércoles, 1 de junio de 2011

El Lustrabotas





Venía en una 508 desde Ñuñoa con el choclón de gente de vuelta del trabajo. Chocamos contra un árbol porque una 407 nos echó la micro encima. Pero eso no importa.

Estaba en Puente con Santo Domingo, caminando hacia la Plaza de Armas. Entre todos los comerciantes con sus carritos, mesas y manteles en el piso veo a un lustrabotas con todo su equipo. Pienso en que llevo mis zapatos de hace cuatro años atrás, herencia de mi papá, que probablemente ya los había usado unos 2 años. Todos empolvados y con una especie de costra que recubre el café oscuro del cuero. Me digo a mí mismo: "Con unos zapatos brillantes puedo ser todo un galán." Me siento en el lustrín.

El lustrabotas es viejo, moreno. Está con las piernas abiertas en un ángulo de 90º abierto hacia el lustrín. A su derecha, un paño con el arsenal de escobillas, betunes y unas botellas con líquidos misteriosos de distintos colores de zapatos. A su izquierda, una silla de ruedas con un adhesivo de cruz de malta amarilla sobre un círculo azul. Tiene suerte, es del 10% de discapacitados que tiene trabajo remunerado.

- Qué hora es, mister? - Me pregunta.
- Deben ser como las seis y cuarto - Veo mi reloj que dice las 6:23. - Las seis veinte, casi le achunto... ¿Hasta qué hora trabaja usted?
- Hasta las siete no más.

Comenzó a cepllarme los zapatos con su escobilla sin untar, sacando las costras de polvo.

- ¿Desde qué hora que está trabajando?
- A las 5 de la mañana ya estoy por estos lados. A las 6 empiezan los desayunos en la vega

Creo que se refería a los desayunos que dan en la Recoleta de San Francisco. Me contó que se pone en ese lugar desde las 7 de la mañana. Mientras hablaba, me aplicaba con un paño uno de esos líquidos misteriosos del color de mis zapatos.

- Llevo lustrando desde los 10 años, antes de que tú nacieras. Cuarenta y cinco años lustrando. Y tengo cincuenta y cinco. Y mira, ¿me veís una cana?

Efectivamente tenía su cabellera negrita. Me acordé de que los mapuches viejos se enorgullecen de que muchos siguen manteniendo su pelo negro, sin canas.

- Disculpe, ¿usted en mapuche?
- Mapuche serái vos. Yo soy un santiaguino moreno.

Ahora sacaba brillo a los zapatos con otro paño. Mis zapatos quedaron relucientes y me sentí, por primera vez en mi vida, un caballero.

Nos despedimos deseándonos una sincera buena suerte. Seguí caminando lento hacia la Plaza de Armas.