Viernes en la noche. El silencio de estos pianos, guitarras y susurros post-rock acompañan la melancolía del adios que se dice sin mirar atrás; de la tumba de este mismo adios que queda ensangrentada de silencio y obligada a ser enterrada en el olvido. La pequeña fractura fue suficiente para producir el abismo infranqueable, que ahora dejo a mis espaldas. Te ofrecí un puente, pero preferiste creer en ti misma en vez de creer en un futuro para los dos. No hay retorno y el fuego infernal separa nuestros mundos aparte, con horizontes particulares.
Es curioso como la ausencia real del otro hace que te imagines ese otro en su versión fantasmal que puede ser divino o demoníaco, pero que definitivamente no es el otro, sinó tú misma y tu historia, y tu colección de "otros" que sintetizas en mi imagen. La única forma de exorcizar a ese fantasma es viendo "con ojos no nublados por el odio", citando una frase de Ashitaka, el protagonista de Princess Mononoke. Pero para eso, tienes que conectarte con la realidad y con lo que hay al frente, y buscar la fuente de ese fantasma, la persona real detrás de la imaginada. Sólo entonces hay futuro.
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