sábado, 9 de abril de 2011

El poder del contexto

Mira, este último tiempo no he escrito mucho. Quizás sea porque he dicho lo mío a tiempo y sonriente, como dijo Silvio. Sea como sea, no es que haya dejado de pensar o de verme haciendo las cosas que hago. Es que pienso en su momento y hago en su momento. He llegado a pensar que escribir es neurotizarse; es poner todas tus ides y tus cosas fuera del lugar en que deben ser dichas. Pero no. Escribir escomunicarle a otros tus experiencias y bla, bla, bla...

Bakan.

Resulta que esto de decir las cosas a tiempo, ya sea sonriendo o enojado o neutro (comprometidamente neutro), me hace sentir atento. Sobre todo en esos lugares y momentos en donde puedo afectar, para bien o para mal. Creo que no nos damos cuenta de lo mucho que podemos afectar diciendo algo mínimo, pero diciéndolo en el momento justo.

El problema es que ahora no tengo mucha energía para contar, descontextualizadamente, qué me pasa. Es como si el contexto me permitiera hablar, sentir, hacer y pensar cosas selectivamente. ¿Es que me estaré territorializando? Me está pasando lo que le pasa a algunas mujeres que he conocido que dicen muchas cosas y que después no pueden escribirlas o decirlas fuera de contexto. Lo bueno del asunto es que en general, ahora digo cosas más atinadas. Locas, pero atinadas.

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