"Hay un pasado dentro del pasado que está terriblemente vivo en el pesente".
Lo que dijo una estudiante extranjera en la conferencia de Enzo Traverso.
Resulta que en la conferencia, de repente el profesor dijo algo sobre "la memoria marrana". Por supuesto, todos nos quedamos mirándonos y sonriendo mientras repetíamos en voz baja: "la memoria marrana". Mi amigo y compatriota aclaró que a los judíos, los alemanes los llamaban marranos en la segunda guerra mundial y que el término aludía a los testimonios que hacían los judíos y que fueron conocidos con ese nombre. Puede ser, pero da lo mismo para este post.
Y da lo mismo porque me gustó tanto la expresión que la voy a resemantizar. Estaba pensando en "El Dinosaurio" de Monterrosso y en aquellas cosas que emergen del pasado para conquistar nuestro presente; los llamados "pasados-futuros" de Koselleck. Los mitos originarios de las historias nacionales por ejemplo. Como si hubiera algo burdo y antiguo que emergiera en algunas situaciones de crisis para mezclarse con elementos presentes y fusionarse en una forma moderna. Ese "Dinosaurio" cochino del pasado sería "la memoria marrana", para mí, que vendría cada cierto tiempo a actualizarse en el presente. En el caso chileno, sería algo así como la Constitución del 89'.
Ahora bien, al hablar de memoria estamos hablando de una historia encarnada, que se pone en juego en la corporalidad y la subjetividad de nosotros, que vivimos nuestra vida cotidiana en este presente que fluye. Entonces, el marrano actuaría en forma proactiva sobre la realidad presente, deformándola en función de aquellas pautas cochinas que han quedado grabadas y que muchas veces son gatilladas por ciertas acciones. Al final, lo que estoy diciendo no es más que una nueva denominación al principio freudiano de la primacía del niño sobre el adulto o de las escenas primarias sobre la vida presente.
No obstante, cuando aparece la memoria marrana, aparece también la oportunidad de trabajarla; encontrarse con él y ver cómo te las apañas en las situaciones en que aparece. A veces el marrano sale poco; otras veces tu vida es asediada diariamente por este marrano. Hay algunas situaciones más cochi-cochi que otras; o sea, que algunas situaciones tienen mayor poder para convocan al marrano.
Entonces, ¿qué nos queda hacer con el famoso marranito? Primero, conocer tu marrano interior, ver donde sale, por qué es convocado. De repente, puede que tu marrano interior se eduque, cuestión que no sé si será conveniente. Otras, puede que le des un chiquero a tu marrano para que haga sus desmadres sin mayor peligro. Pero alguien me dijo (Buda) que tal vez con una conciencia meditativa, pueda ser que el marrano de tu memoria muestre su esencia fantasmal y que este mismo pueda llegar a desaparecer frente a una visión pura, no ofuscada. Pero hasta ese entonces, solo nos queda aplicarnos con nuestro marrano!
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