domingo, 9 de junio de 2019

Diario de Investigación



Como muchos estudiantes, sobre todo de posgrado, nos vemos enfrentados a una situación que nos acompañará algunos años: la tesis. Este documento académico suele causar intensas reacciones emocionales entre muchos compañeros que cargan con esta responsabilidad. Un hijo bastardo entre la vocación intelectual y las presiones institucionales. La tesis: un campo de batalla de tintas entre tú y tus tutores. Algo que de alguna manera tiene que ser ordenado, académico y avalado científicamente.

Mi deformación profesional transdisciplinaria, si es que eso existe, me obliga a contextualizar y poner desde múltiples perspectivas, en específico y acotado, el tema de investigación que esta vez me toca elegir. Eso tendría que calzar con un formato de marcos teóricos, metodologías y elementos empíricos articulados en un todo coherente de información validada, reciente, novedosa y original.

Amigos, qué sería de mí y de mi tesis si no tuviera el fundamental dispositivo del Diario de investigación. Aquí no hay presiones institucionales más que mi propia forma de usar y construir en el lenguaje y en las rayas, formas y garabatos que me permiten crear un conocimiento orgánico que hable de mí y de mi relación particular con lo que me interesa conocer. Esto es un producto de mí para mí. Corrijo: no es un producto, es el propio proceso de construcción y asociación cognitiva que lleva a muchos productos académicos e intelectuales dirigidos a la comunidad académica, a profesores en particular y a quién sea, para ser franco. De aquí pueden salir tesis, ensayos publicados en revistas indexadas, presentaciones, seminarios, cursos, diatribas y paseos mentales a partes iguales.

El diario es tu compañero y acepta todo lo que le digas. Se puede escribir sobre lo escrito, una de las mejores expresiones de la relación dialéctica entre tu cognición y la escritura, que refleja el paso de la historia por tu organismo a través del aprendizaje. Es un proceso de constante diálogo y de contradicciones, mucho más cercano al proceso primario psicoanalítico; un espacio de mayor libertad que la tesis para que ello-yo-y-superyo traten de buscar una coherencia epistémica.

Lo he intentado muchas veces por muchos años, sin exagerar, pero me es muy difícil hacer un diario digital. Aún no intentado trabajar con Tablet y e-pen. Pero por lo pronto prefiero ahorrarme los gastos y trabajar en análogo como en los viejos tiempos con papel y pluma. Aún no he podido lograr el placer en digital que produce la escritura con pluma. Aún no he conocido el algoritmo que permita una distribución aleatoria de tinta que se logra fácilmente trazando con pluma. Ese caos que se ordena en línea y grafemas es hermoso.

Así que compañeros de pluma Los invito a experimentar la experiencia de estructurar sus propias ideas a través de este antiguo método.

jueves, 30 de mayo de 2019

La marranilla

Recuerdo que A. me dijo que no comprara brandy Presidente, pero no le hice caso. Me dijo que era un licor malo y me dije "probablemente tenga razón, pero veamos qué tan malo es". Y sí, ciertamente, me pareció malo. Después supe que le decían "la marranilla".

Me dicen que este sabor le gusta a las personas de más edad, que ese sería su target. Tal vez tengan razón. Como cuando los jóvenes de ahora sienten que un juego de NES es malo porque tiene malos gráficos, pero qué saben ellos.

FIN