jueves, 28 de julio de 2011

Aire

En la calle, al despedirme de algunos mexicanos a quienes les pedí información sobre algo, ellos te dicen "ándele". Y es verdad: por DIOS que hay que andarle por estos lados. Ayer estuve paseando por el Centro Histórico, dando vueltas por el Zócalo, el paseo Madero, dando vueltas por la Alameda Central y por otros lados. Busqué unas ópticas para comprarme líquido para lente de contactos blando. Al principio me cobraron 140 pesos por 112ml. Después encontré una "óptica outlet", en donde me vendieron 320ml por 50 pesos. ¿Más conveniente, verdad?

Por el zócalo, en la vereda sur, me ofrecieron una colación por 38 pesos. Subes arriba, cruzando por unas joyerías y te encuentras que, ocultamente, hay una escalera que te sube a una especie de patio de comidas no gringo, en donde puedes comer comida hindú, mexicana, china y otras. Ahí almorcé

Llegué a la casa a eso de las 5, muy cansado. Me quise tomar una siestesita de una hora. Pero ahí me bajó un sueño de otro mundo. Una especie de sopor que me duró hasta las 10 de la noche. A las 9 estaba en un embotamiento semiconciente, tratando de socializar un poco con los amigos que me acogieron y con serias dificultades para moverme. Era igualito a cuando bajé de Putre a Arica y me vine en un sueño profundo en el viaje de vuelta. ¿Son los 2300 metros sobre el nivel del mar del DF y el poco oxígeno los que me hacen cambiar mi metabolismo? Probablemente sí.

Al menos ahora puedo correr y caminar mucho tiempo sin cansarme tanto como cuando estuve aquí en Enero. Vamos a ver si me da el cuero para la Maratón Internacional de Ciudad de México de fines de Agosto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

maratón? ándele!