jueves, 6 de mayo de 2010

Fragmentos Chilotes 7 - Paseo por Castro

Hoy en la tarde no tuve evaluaciones que hacer. O sea que tuve algo de tiempo libre. Después de ver el primer caso de "Caso Cerrado" en esta tele que casi siempre está encendida, me puse la "campera" y partí a caminar.

Mi primer destino fue llegar a una fábrica de parkas. En un colectivo me encontré con un microempresario que producía ropa impermeable "Made in Castro". Me dio su tarjeta (papel, en realidad) y quise encargar una de estas joyitas. Caminé por San Martin y fui a la salida norte, por al lado de la Panamericana, saliendo hacia Ancud. Pasé por los palafitos esos y llegué a la casa, frente a la Shell. Después de pasar al antejardin (porque aquí lo normal es que si una casa tiene rejas tu entras al antejardin y golpeas la puerta para que te abran; el antejardin es una especie de espacio semipúblico de recepción de personas), golpeé y nadie me respondió. Me volví no más con una lluviecita fina que me acompañó. Iba con la campera puesta y con mis guantes de cuero, así que a esta lluvia la esperé feliz.

Tenía que comprar una resma de hojas para que ni a mi ni a mi colega nos faltaran hojas para los dibujos de los niños que evaluamos, así que decidí seguir por San Martín hacia la plaza, buscando librerías en ese sector comercial. Después de una búsqueda infructuosa, decidí bajar por una de las tantas y tan sinuosas calles que llevan a Pedro Montt, avenida costera. En realidad la calle desembocaba en Blanco Encalada y después llegaba a la costanera. Pasé así por el sector de pubs y de hospedajes para gringos que tiene Castro. Después de seguir por Eusebio Lillo, la continuación Pedro Montt que va bordeando el borde surponiente de la ciudad, llego a la Feria Lillo. Paso a ver algunas artesanías varias.

Me compré unas medias de lana suave a dos lukas para abrigarme. Empecé a pensar en algunos regalos que le llevaré a mi gente en Santiago cuando me vaya. Los artesanos ahí me explicaban las características, usos y ventajas de tanta cosa chilota.

Subí por Thompson hacia el norte y ya eran casi las 5 de la tarde. Seguí viendo librerías y tiendas de ropa por todo el sector comercial de Castro. Preguntando me dicen que al lado de la iglesia hay una librería en donde puedo comprar resmas. Al pasar por el lado de la iglesia, entro al salón parroquial. El sector estaba inundado de escolares y sonaba música de iglesia prendida. En la fachada del salón, una invitación a liturgias de los "Carismáticos". Curioso...

Después de comprar la resma parto me voy por Sotomayor hacia arriba, camino a Juan Serrat, adonde me están hospedando. Paso por al lado de la Señora Cerlinda, una abuelita muuuuuy bueeeeeena que nos recibió a mi colega y a mi la primera noche en Castro. Tomamos once y me ofrece un pan hecho en casa que le hizo una pariente. Muy rico. Me recordó al pan que hacía la Maneca...

Volví a mi casa a internetear un rato. Creo que estoy amando a esta ciudad. Ya les contaré algunas cosas que pasan aquí en la calle en donde me alojo...

1 comentario:

Luzsol dijo...

Todo un recorrido por una resma de hojas jejeje
Sldos