lunes, 10 de mayo de 2010

Fragmentos Chilotes 8 - Dalcahue y Curaco



Partimos temprano desde el terminal municipal, con "La Estrella", el periódico local en la mano para la lectura durante el viaje (supimos que pillaron a un hacker ancuditano que hacía fishing).

Tomamos bus a Dalcahue, lugar de dalcas, embarcaciones de cuero de lobo que usaban los nativos de acá que entraron en contacto con los williches (yamanes? yaganes?). El bus iba apretado como si fuera restaurant en día de la madre. Parece que muchos castrenses iban con la idea de pasar el día de la madre en Dalcahue.

Llegamos a los 35 minutos. El sol brillaba en un cielo sin nubes. Bajamos hacia la costanera por la calle de la feria, mirando ahí las ropas y cosas comestibles que vendían. Hermosa fue la vista del canal con los barcos, en un paisaje algo veneciano, con toda la gente que recorría ese sector de la feria que bordeaba el mar. Por ahí también estaba el puerto, en donde las barcazas trasladaban autos y minibuses a Curaco de Velez y Achao.




Conocimos a Raúl, un santiaguino que vivía en Castro desde hace 4 años y que después de una conversación de 20 minutos, terminó convirtiéndose en un nuevo amigo. Me dio buenos argumentos para no volver nunca más a Santiago...



Pasamos a la feria artesanal y a la iglesia. Nos hicimos unos vídeos locos reporteando lo que veíamos en Dalcahue. La iglesia contaba con unos pilares de madera, que si los tocabas era como si en vez de madera tocaras marmol, aunque un marmol ligero.


Finalmente rematamos en las Cocinerías almorzando unas empanadas con mucha carne y otras miniempanadas fritas de mariscos y otras de queso, mientras nos tomábamos el tazón de vino 120 en caja que las señoritas nos sirvieron.






En las cocinerías los baños tenían letras de lana chilota...




Nos tomamos un bus a Curaco. Interesante fue cruzar a la isla Quinchao. Las barcazas son más chicas que las que cruzan el canal del Chacao.


Llegamos a Curaco de Velez, un hermoso y SILENCIOSO pueblo (todo lo que decías a media voz rompía el silencio y resonaba en toda las conciencias que podían escucharte como una entidad imbuida de plena conciencia zen, y no es chiste), rodeado por los cerros y el campo de esta otra isla que es parte del archipiélago de Chiloé.






Vimos un busto dedicado al Almte. Galvarino Riveros. Quise sacarme una foto en posición firme al lado del busto.



En la plaza me puse a saltar y a dispararme fotos automáticas en 10 segundos de modo que la foto capturara el momento del salto pero solo me pude tomar una foto buena...




Después nos tomamos unos tés con la miel que la Mónica compró en la feria de Dalcahue. Estabamos frente a la iglesia y un halcón nos miraba amenazante desde lo más alto de la cruz.





Quisimos ir a probar ostras. Me dijeron que a Curaco se iba a probar ostras... La verdad no teníamos mucho excedente económico, pero nos conseguimos 2 ostras per cápita más 2 de yapa por 1500 pesos. Ostras grandes, no como las que te sirven en Santiago.



La gente cría sus ostras, según me contó la señora que nos vendió las cosas esas. Las compran chiquititas (semillas de ostra les llaman) y las alimentan con huiro o sargazo. Después de 1 año están listas para "cosecharlas". La concha de estos moluscos probablemente inspiró a H. P. Lovecraft. a escribir sus cuentos de terror mitológico marino.

Volvimos en un bus que nos llevaría directamente a Castro. Cansados llegamos y nos recostamos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

eduardo!!

se te extraña en esta cuidad de mier...

cuando vuelvas hagamos una ida al bar caramagniola con toda la gente del taller!!!

nos vemos en el atajo de la 30 york

°°Janekeo°° dijo...

tai barbón!


;-)

Luzsol dijo...

Capaz que te quedes por esos lados...
Super lindas las fotos, me recuerda mis viajes al sur..todavia me queda mucho por recorrer.
Que te vaya bien!!