miércoles, 16 de junio de 2010

Me gusta Cumming a las 18:30

Me gusta Cummings. Me gusta que los krishnas se pongan a la salida del metro y del Santa Isabel a vender cocadas y panes integrales. Me gusta que tanta gente transite por ahí. Me gusta que no hayan edificios nuevos, o que si los hay no los haya visto. Me gusta pasar por la seguidilla de restaurants mejicanos, peruanos, chinos. A la mayoría no he entrado nunca, pero me gustan.

Me gusta pasar por las marisquerías, por Los Vikingos. Me gusta desear el az (ass, haz, ace) que venden en "Vicen't" a luka; ese que puedes pedir con vacuno, cerdo o pollo; me gusta desear los sandwiches, berlines o cafés del "Cafemarket".

Me gusta también saber que si caminas unas tres cuadras te encuentras con Brasil, otra calle más menos con las mismas características generales que Cummings, pero un poquito distinto. Me gustan esas calles gemelas. Me gusta el campo de "energía cultural" que se genera entre ellas y que da a luz al barrio Concha y Toro, en donde hace algunos años estaba el Centro Cultural Ainil, hoy desalojado por los pacos culiaos.

Me gusta también General Bulnes, sus Marisquerías múltiples. Su ciclovía. Lo humilde de este paseo en comparación con Cumming.

(De hecho, puedo elegir cuando vuelvo del metro L5 si quiero el humilde paseo de Bulnes o el Pomposo paseo de Cumming)

Me gusta la historia que tiene el polvo de esas calles. Las miradas que se esconden tras esos ladrillos.

Me gusta el muro que tapa las viviendas remodeladas, en donde pegan los afiches de las actividades que próximamente podrás ver en el galpón Victor Jara o en el Azulvioleta o en muchos otros lados.

Me gusta Cumming a las 18:30

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